La Navidad en compañía

Hay un anuncio en televisión que nos dice que “la vida es lo que pasa entre una navidad y otra” Esta frase nos vale para intentar relativizar algo tan sencillo y complejo a la vez como es el tiempo de Navidad. Tiempo que se hace mucho más especial cuando se está en duelo por la muerte de un ser muy querido, bien porque haya sido muy recientemente o hace pocos años. Tiempo también muy doloroso para aquellas personas cuyo familiar muere alrededor del mes de diciembre y/o enero o, incluso febrero. Toda la carga de “las últimas navidades” pesa mucho en el ánimo.

La navidad marcada por la sociedad empieza desde finales de octubre y se prolonga hasta el 8 de enero, un tiempo que cada vez se alarga más. Es la fiesta de los niños, pero también es la fiesta de los adultos porque nos pone en conexión con nuestra infancia. Es un tiempo de por sí que activa nuestra emoción. Socialmente, además de la invitación al consumo alimentario, compras, regalos, viajes o distintas actividades lúdicas, nos remueve y, cuando se está en duelo, el vacío se hace más patente con el encuentro de los familiares y amigos, donde alguien tan querido no está presente.

Son días en que se agolpan emociones y recuerdos de todo lo vivido. En este carácter cíclico de estas fechas, el recuerdo se hace más profundo y nos lleva a revivir y hacer balance del año. Las ausencias se sienten mucho más en estos días y no siempre hay ganas para celebrar, también porque nos puede faltar la salud a nosotros mismos o a alguno de nuestros seres queridos.

En Vida y pérdida sabemos de la importancia de estar acompañado en el sentimiento de cada uno y, por ello, creamos el Encuentro de Navidad entre familias de los grupos de duelo. En este día nos encontramos de manera muy especial y diferente de las reuniones mensuales, ya que el objetivo es dotar de recursos frente al dolor que tendrán en estos días las personas más vulnerables. Como cada año, constatamos la importancia de las redes humanas y emocionales que se han creado entre todos los grupos donde los más veteranos son de gran ayuda para los más recientes: “Las penas compartidas, pesan la mitad” (Marta, hija de Merche).

El pasado 16 de diciembre nos reunimos los tres grupos de duelo con varias actividades encaminadas a:

  • Compartir las preocupaciones respecto de Navidad

  • Buscar diferentes formas que ayudaran a afrontarlas

  • Promover el apoyo y la cohesión de grupo

Se inicia el día con el reencuentro de todos. Cada grupo tiene su actividad para después unirse todos y compartir su experiencia grupal. En un grupo la actividad se orienta a mensajes de apoyo de unos a otros. En otro grupo a través de un cuento, cada participante toma conciencia de las herramientas que tiene para afrontar la Navidad. Y, el grupo de más experiencia que ya no está en duelo, trabajó en una actividad que regalarían al grupo más reciente. También hicieron la adaptación de una conocida canción con mensajes afines a los grupos. Se cierra el día con el homenaje íntimo y colectivo de todas las familias de Vida y pérdida. Y finalmente, todos juntos, padres, madres, hij@s y voluntarias, cantaron la canción que había preparado el grupo de mayor experiencia para los demás.

Entre los recursos que compartieron las familias, podemos nombrar:

  • Compartir en pareja y en su grupo

  • Permitirse los adornos navideños en la casa

  • Pequeños rincones donde simbolizar al hijo/a fallecido con alguna cosa preferida de él/ella

  • Encender una vela y su luz irradiar esperanza

  • Cuando hay más hijos, el valor que tienen estos

  • Mantener las rutinas e ilusión de la Navidad por los otros

  • Incorporar a otros niños de familia y/o amigos

  • Reconocer el valor de las pequeñas cosas

  • Permitirse algunos días de vacaciones que desvinculen de lo laboral

  • Pasear por la naturaleza, hacer excursiones con la familia

  • Actividades en familia, cuentacuentos, talleres, teatro…

  • Elegir la forma en que celebrar o no celebrar las fiestas

  • Poder elegir y no sentirse culpable por no acudir a una comida, cena o reunión

  • Viajar a otra ciudad o salir de casa ciertos días

  • Abrazar a los que se quiere

La experiencia nos dice que es necesario vivir el presente, tomar conciencia de los pequeños motivos, los pequeños detalles que, realmente, dan sentido a la VIDA. No podemos quedarnos pasivamente esperando a “ser felices”. Tenemos que actuar y buscar los pequeños momentos que nos dan alivio, satisfacción y seguir adelante por ellos y por nosotros mismos.

Cristina, madre de Emma, nos comparte un anhelo que en estos días le ayuda a sobrellevar la ausencia:

"Me gusta pensar que voy a verte. No sé en qué lugar, ni en qué estación o circunstancia. No sé si hoy, mañana, en algunos años o en alguna otra vida. No sé si siendo niños, jóvenes o ancianos; en forma de personas, de agua y piedras, flor y tierra o lluvia y cielo. Solo pensar que voy a verte de algún modo; en algún tiempo en que nuestros destinos coincidan nuevamente" (Juan Ardini, actor)

Esta actividad ha sido posible gracias a la colaboración de Rehbilita.es