La Navidad y el duelo

La Navidad marca un tiempo especial de familia y amigos, cuando es la primera que se vive tras la muerte de una persona importante en nuestra vida, se produce un gran vacío pues la ausencia marca enormemente nuestra mesa en estos días. El dolor que sentimos nos abruma e intentamos evadirlo dejándonos llevar por la rutina que nos rodea. Esto a veces nos ayuda, mas siempre de manera puntual, pues las fechas se imponen y nuestro pesar aparece en momentos inesperados. Aunque resulta difícil, darse un tiempo para escucharse nos ayuda a tomar conciencia y a prepararnos mejor en estos días.

Es por esto que, desde Vida y pérdida, organizamos un Encuentro de Navidad con los grupos de duelo de Camino Adelante, formado por padres y madres que han vivido la pérdida de un hijo. Este año nos reunimos 30 personas el sábado 17 de diciembre.

La jornada empezó con una reflexión individual en pequeños grupos sobre lo que supone la Navidad y cómo queremos vivirla. Después pasamos a compartirla en grupo general, creando redes de apoyo que ayudan en estos días. Para hacer presentes a los que ya no están, terminamos el encuentro con nuestro especial Homenaje siguiendo la tradición oriental de dejar volar mensajes de AMOR en recuerdo de todos ellos.

Colaboradores y amigos de Vida y pérdida que acuden a este espacio, pudieron vivir junto a las familias, esa conexión con todo lo que significan estas fechas. Así nos lo cuenta una de ellas, que este año ha vivido la muerte de su padre, y que nos abre su corazón en estos días especiales, para vivir esta Navidad de otra manera muy diferente. Gracias por compartir con nosotros tu testimonio:

 

“A casi ocho meses de su fallecimiento, de una manera casual e inesperada, los sentimientos guardados o escondidos muy dentro de mí, esos que duelen, que te entristecen; esos que te rompen por la certeza de saber que las cosas nunca volverán a ser como antes, porque no lo volverás a ver, porque no reirás con él, porque nadie te querrá como él te quiso…, salieron. Y salieron escuchando los mensajes que padres y madres escribieron a sus hijas e hijos fallecidos en una de las actividades del Encuentro de Navidad que Vida y pérdida organizó para los grupos de duelo. No fui consciente de que la Navidad estaba aquí hasta escucharlos en este espacio. Ni siquiera el coro en el que canto, los villancicos, las iglesias o los belenes consiguieron que parase a “escucharme”. Fue con los mensajes de estos padres y madres, y viéndolos a ellos y a sus otros hijos e hijas que los acompañaron en el encuentro, que mi nudo, el que tengo dentro desde que mi padre falleció, empezó a ablandarse, a dejarse ver, a salir…

Y pienso: qué Navidad más rara para mí, para mi familia, la de este año... Recuerdo otros en los que en casa mi padre estaba pendiente de que estos días no faltase de nada, de saber quién venía para traer lo que a cada uno nos gusta… Recuerdo tantas cosas… recuerdo al hombre sencillo y valiente que fue, que supo aceptar la enfermedad y enfrentarla desde el agradecimiento a la vida que le había tocado vivir; recuerdo al hombre generoso y hospitalario, observador, amigo incondicional, padre responsable, esposo protector y abuelo cómplice. Recuerdo al hombre que extrajo enseñanzas de la vida que van más allá de lo que hubiese aprendido en la escuela a la que no fue; recuerdo al hombre que disfrutaba de las pequeñas grandes cosas de la vida…

Estos recuerdos, y lo que él hubiese querido para nuestra familia es lo que me hace abrazar estos días raros, esta Navidad. Y también ayudará a que el nudo siga deshaciéndose, poco a poco, sin pena, con agradecimiento por los detalles que la vida me pondrá delante y que a él le gustaban; y estará muy presente en el sonido del viento y de la lluvia, en el canto de los pájaros, en la calidez de los rayos del sol, en el olor a tierra mojada... y a lilas.

Gracias a Vida y pérdida por darme la oportunidad de aprovechar vuestros espacios para aprender, para soltar, para integrar, para reflexionar…, y para convertir el dolor en enseñanza.” Loli.

Esta reunión de familias ha sido posible gracias a la colaboración de Rehbilita. También gracias al apoyo de nuestras voluntarias que organizan talleres con los menores. Y gracias a la implicación de las familias de Camino Adelante.