Recursos para el duelo II: Apoyo emocional, social y sanitario

Cuando uno está en duelo, el dolor por la pérdida de un ser querido produce cambios físicos y emocionales que hacen que nos sintamos diferentes y, hasta en ocasiones, no nos reconozcamos. Un bajo estado de ánimo hace que también nuestra actividad se vea reducida tanto en lo personal como en lo social o laboral.

En Vida y Pérdida trabajamos las maneras personales que ayudan a soportar el dolor de la ausencia para ir, poco a poco, recuperando una actividad física y mental en la que nos reconozcamos a nosotros mismos. Tras la pérdida nos decimos “yo no era así” y nos preguntamos si “¿volveré a ser como antes?”. Es difícil volverse a encontrar, y tanto las emociones como las aficiones, ya sean nuevas o conocidas, ayudan a hacerlo.

Podemos dar tiempo a nuestras emociones para reconocerlas, ver que son naturales y vivirlas; identificar pensamientos que ayudan y los que no; prestar atención a las cosas buenas que pasan, buscando alivio ante lo que vivimos; frenar la sobreinformación social y ser generosos para reconocernos en nuestras fortalezas.

También atender a nuestras aficiones que ahora se convierten en recursos para conectarnos con la vida como un mero paseo por el campo, apuntarnos a talleres para tejer, colaborar en alguna actividad solidaria… y hacerlo de forma gradual hasta que las ganas se vayan afianzando. Son recursos individuales el contacto con la Naturaleza, darse un chapuzón en el mar, el deporte solo o en compañía, montar en bici, conocer un parque natural nuevo, salir a hacer pintura o, simplemente, tomar el sol…

Somos seres sociales y las actividades en grupo pueden tener un impacto positivo, tal y como comprobamos con las personas que acompañamos. El grupo ayuda porque la gratificación se amplía al participar, por ejemplo, en huertos urbanos, jugar al ajedrez, buscar grupos de senderismo o inscribirse en alguna asociación cultural. Este apoyo permite equilibrar los aspectos emocionales individuales con la actividad social que nos invita a incorporarnos de nuevo a la vida con la ausencia de nuestro ser querido.

Si, con todo ello, no conseguimos encontrar alivio suficiente, quizá haya llegado el momento de pedir ayuda. Sabemos que esto nos cuesta, y ¡mucho! porque tendemos a querer hacerlo todo solos. Lo primero es cuidar de nuestra salud física y mental para sostener todo lo que vivimos, por eso es importante contar con el seguimiento del médico de atención primaria que puede guiarnos a otros apoyos. Un duelo supone una gran crisis vital en la que el shock, negación, rabia y la pena son un camino hacia la aceptación. Cuando no se produce ésta, y nos quedamos en la resignación o en la resistencia, es el momento de acudir a la atención psicológica y/o psiquiátrica.

La terapia psicológica se encargará de valorar los aspectos inadaptados del duelo y tiene como objetivo lograr la aceptación del hecho con profundo respeto al ritmo de la persona. Por ejemplo, una incredulidad inicial de lo ocurrido es algo adecuado que, si después se cronifica en el tiempo, será un aspecto a trabajar en consulta. También habrá que abordar cuando el miedo se mantiene en el tiempo y lleva un gran componente de angustia que impide la vida cotidiana. Todo irá orientado a lograr el bienestar de la persona en duelo.

En Vida y pérdida dedicamos toda nuestra atención a potenciar la actividad en grupo con el fin de establecer vínculos y una red social de apoyo ante uno de los acontecimientos vitales más estresantes en la persona como lo es la muerte de un ser querido. El pasado sábado 11 de junio, tuvimos el Encuentro de Verano de los grupos de padres y madres en duelo en el que se desarrollaron varias actividades cuyos objetivos iban orientados a la participación y muestra del aprendizaje que cada persona ha ido adquiriendo. Fue un encuentro en el que se pusieron en valor tanto los sentimientos, lo vulnerable de la vida, el peso del entorno, el valor del recuerdo y la gratitud a los grupos por lo compartido en ese día.

En nuestro blog de julio mostraremos este encuentro en el que conoceremos cómo el legado se refleja en un nuevo aprendizaje de vida.