¿Qué es el duelo?


El duelo es una cuestión inherente a la vida y, como tal, está presente en los procesos terapéuticos. Salvo en ocasiones en las que se complica su elaboración, el duelo no es algo patológico, no se trata de una enfermedad. Supone vivir un tiempo de crisis y es un proceso de aprendizaje y crecimiento. Y como tal, requiere de la puesta en marcha de nuestros recursos. Como decía Viktor Frankl, “Todo lo que tenemos nos lo pueden arrebatar, lo que no nos pueden quitar es qué actitud tomar ante las dificultades”.

 Tras la pérdida comienza un camino de dolor, incomprensión, búsqueda, cambio y aprendizaje, de vuelta a la vida y también de encuentro. El duelo es, por lo tanto, un proceso natural ante este golpe de la vida, ante la separación y, especialmente, ante la muerte. Lo natural y característico es que lo vivamos con un intenso dolor.

 Este dolor es único, individual y necesita de un espacio para ser vivido en la intimidad. Pero, al mismo tiempo, como seres sociales también pedimos sentirnos comprendidos y acompañados.

 El dolor nos descoloca, nunca sentimos que estamos preparados para vivirlo y, sin embargo, en muchas ocasiones las personas nos cuentan cómo se han visto sorprendidas soportando situaciones para las que no se veían capaces: “Si me hubieran dicho que iba a vivir algo así, no me hubiera creído capaz de sobrellevarlo”. No sabemos lo que podemos aguantar hasta que nos vemos en el trance.